época colonial
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arte colonial
Arquitectura
La disposición de los asentimientos por lo regular siguió dos estructuras básicas: una era la retícula en forma de damero que aunque su uso era común en las ciudades europeas de la época, era una solución adoptada por muchos pueblos debido a su sencillez, aunque no hay que olvidar que la distribución de las ciudades indígenas se debía más bien a una configuración espacial estrechamente ligada a su visión cosmológica del mundo y del universo.
La otra estructura fue la de los asentimientos que debieron adaptarse a los accidentes geográficos del terreno; en tales casos la traza seguía las irregularidades topográficas adecuando las calles y plazas a su entorno. Las fisonomías urbanas de carácter minero dispuestas muy cerca de los yacimientos y vetas de los minerales a veces coincidieron con las viejas ciudades españolas de origen moro.
En los albores de la época colonial, muchos de los templos y conventos levantados por las órdenes mendicantes que llegaron a la Nueva España (franciscanos, dominicos y agustinos), fueron concebidos con imponentes formas que semejaban fortalezas. Muchas de las fundaciones organizadas por estos frailes constructores, estaban dispuestas en la forma arriba descrita y las calles principales desembocaban en el templo, cuyos aspectos decorativos a nivel estético respondían al Barroco, Salomónico, Churrigueresco y Ultrabarroco.
Barroco
Surgió como una evolución gradual del estilo renacentista y su periodo de duración comprendió aproximadamente los primeros años del siglo XVII hasta los últimos del XVIII, aunque con sus propias etapas de desarrollo sistemático en la búsqueda de nuevas formas y líneas decorativas. El estilo alcanzó también a las obras de pintura y escultura realizadas durante la época.
Barroco sobrio o de transición
Tuvo un periodo de duración aproximadamente corto, probablemente de 1580 a 1630. Se caracterizó por el empleo de decoración vegetal en las enjutas de puertas y arcos, columnas divididas en tres secciones decoradas con estrías dispuestas de manera vertical, horizontal o en forma de grecas en zigzag y cornisas sobresalientes con modulaciones y retenimientos.
Barroco salomónico
La etapa de duración de esta fase del barroco se sitúa entre 1630 y 1730. Su introducción en el ámbito europeo se debió al arquitecto italiano Bernini, quien copió una columna que los árabes encontraron en un lugar en el que se suponía estuvo el templo de Salomón. El estilo incorporó el uso de estas columnas de formas helicoidales a la decoración general de fachadas de templos y edificios, retornando aspectos de la modalidad anterior y enriqueciéndolo con algunos motivos propios.
Barroco estípite o estilo churrigueresco
Se empleó como forma decorativa entre los años de 1736 y 1775 aproximadamente. Se desarrolló a partir de la re-interpretación hecha por arquitectos europeos, de columnas griegas que consistían en pedestales de forma piramidal invertida, coronados con bustos o efigies de dioses. Es introducido en España por el arquitecto José Benito de Churriguera tuvo su apogeo en México. Jerónimo de Balbás fue quien lo introdujo al país. Aunque se ha dicho que el estilo retomó cierta herencia del plateresco, su especial gusto por la recargada ornamentación lo llevó al extremo de creaciones cuajadas de guirnaldas, jarrones y angelitos que recubrían fachadas enteras.
Ultrabarroco
Es un recargo ilimitado de los aspectos decorativos del churrigueresco, que crea transformaciones y deformaciones de elementos arquitectónicos clásicos, barrocos y churriguerescos dando como resultado tortuosos elementos ornamentales que exaltan las proporciones. El estilo alcanzó gran perfección técnica en el modelado del estuco y el tallado de la madera.
Escultura
En escultura, la influencia de los Sevillanos, especialmente Juan Martínez Montañés, evoluciona a un arte dulce en las intimidades cristianas, como son los nacimientos, las figuras del Niño Dios y de los ángeles niños.
Las mascarillas permiten la fabricación rápida de rostros y los bastidores o armazones de madera que reemplazan las tallas de bulto.
Se tallaron gigantescos retablos en madera, la que se cubrió con hoja de oro, ornada con imágenes manieristas estofadas, combinadas con pinturas al óleo sobre tabla, salidas de los pinceles de Simón Pereyns, Andrés de la Concha, Juan de Arrué, los Baltazar Echave y otros, que crearon obras de sabor medieval, con características flamencas o italianas.
Literatura
En la lírica independiente se señalan dos grupos: el sevillano, con Francisco de Rioja, poeta de las flores y de los tópicos, Rodrigo Caro, y el Capitán Fernández de Andrada, y el grupo aragonés, con los hermanos Leonardo Argensola y Esteban Manuel de Villegas.
Francisco de Rioja Es un poeta de tono menor, de elegancia verbal, portador de todos los motivos de la tristeza y del desengaño barrocos. Su lírica, con gran sentimiento de la naturaleza, se detiene emocionada ante la valía o lo representativo de lo pequeño, asombrada ante su misma fugacidad. Consigue excelentes efectos de expresión con varios adjetivos.
En la escuela culterana destaca la figura de don Luis de Góngora y Argote, que nació en Córdoba en 1561 y allí residió después de estudiar Derecho Canónico en Salamanca. En su ciudad natal desempeñó un cargo en la Catedral, aunque sus preferencias estaban más inclinadas hacia actividades profanas. De temperamento sarcástico y burlón, se atrajo pronto la enemistad de Quevedo y Lope. Tras ser nombrado Capellán del Rey, su deficiente salud le obliga a volver a Córdoba, donde muere en 1627. Su obra poética es un excelente muestrario de virtuosismo lírico dentro del estilo culterano. Estudios recientes sobre su poesía le han sacado de la injusta incomprensión de que había sido objeto.
Dejando de lado la clasificación de dos épocas poéticas, sus obras forman dos grandes grupos:
Pequeños poemas, que comprenden sonetos, romances y letrinas.
Grandes poemas. Son obras de minorías: las Soledades y la Fábula de Polifemo y Galatea.
Entre los recursos estilísticos que utiliza podemos citar: abundantes cultismos; hipérbatos, a imitación latina; atrevidas metáforas... También son características de su poesía la musicalidad de sus versos y la sensación de color. Fue enemigo literario y personal de Quevedo.
En la escuela conceptista el autor más destacado fue Francisco de Quevedo y Villegas. Tanto en la poesía como en la prosa, Quevedo ofrece una gran variedad de temas y tratamientos. Por lo general, se aprecian dos orientaciones, una de carácter elevado, doctrinal o político, que en prosa se manifiesta en La política de Dios, La cuna y la sepultura, Vida de Marco Bruto y en poesía se refleja en poemas como Miré los muros de la patria mía o la Epístola satírico-censoria al Conde-Duque de Olivares y en otras poesías de tono ascético y reflexivo. Otra buena parte de sus obras tiene una intención crítica, burlesca y satírica: El caballero de la Tenaza, el Buscón y Los sueños, en prosa; y en verso un gran número de composiciones, romances, letrinas y sonetos, tomando como base cualquier hecho trivial y deformándolo hasta la caricatura. Dentro de las composiciones poéticas dedica gran parte de ellas a temas amorosos.
Su estilo se caracteriza por: los aciertos del lenguaje; la combinación de palabras y el juego de sus significados; los rompimientos sintácticos; la abundancia de metáforas. Hay que destacar que tanto Góngora como Quevedo fueron autores que, en ocasiones, escribían en el estilo correspondiente a la escuela a que no pertenecían.
También en verso, aunque no lírica, es la Poesía épica, en la que destacan Lope de Vega, con la Gatomaquia; Balbuena, con el Roncesvalles, y Alonso de Hojeda con la Cristiada.
Pintura
En pintura conservan el claroscuro y se aprecia la influencia de pintores españoles, italianos y flamencos.
Sobresalen las series o conjuntos de cuadros que además de adoctrinar, sirven para decorar claustros y refectorios. Son obras colectivas dirigidas por un maestro, donde intervienen varios ayudantes.
El siglo XVII es el siglo de oro de la pintura española. Esto se refleja en la pintura de su colonia, la Nueva España. Una parte importante de este movimiento artístico es su lucha contra el manierismo. Se destaca la influencia del tenebroso de Caravaggio. En la colonia se encuentra una abundancia de artistas, que se dedicaban a hacer cuadros casi exclusivamente para la iglesia y nobles.
Esta es la época de auge del Óleo sobre lienzo. Los cuadros son de tamaños descomunales. Y en ellas se pacta una escasez de burguesía.
Además de los virreyes, existía en América una institución judicial llamada la Audiencia, constituida por unos ocho oidores que controlaban a las autoridades políticas. Los virreyes, además, eran visitados con frecuencia por representantes del rey para supervisar su fidelidad a la Corona. Este complicado aparato político respondía, en parte, a la preocupación constante de la Corona española por controlar sus territorios en América. Pero también reflejaba los debates internos del gobierno español, que por un lado fomentaba el afán de lucro y el trabajo forzado de indígenas y de africanos, pero por otro lado expedía leyes para proteger los derechos cristianos de los indígenas y prevenir los abusos. La autoridad era contradictoria y difusa. Un dicho común en las colonias era: “la ley se acata pero no se cumple”, es decir, se reconocía el mandato del rey, pero sus leyes tenían poco impacto en la práctica. Por ejemplo, por razones religiosas y políticas, en todos los territorios españoles estaba prohibido el tráfico de esclavos –los traficantes de esclavos eran ingleses, franceses, portugueses y holandeses–, pero en realidad la compra y venta de esclavos africanos fue una parte fundamental de la economía colonial.
La pirámide social de las colonias ibéricas era bastante fija, y estaba basada en una claradistribución desigual de la riqueza, el trabajo y la raza. En la cima de la pirámide, con el mayor poder político y económico, estaban los españoles venidos de Europa. Junto a ellos, pero con menor influencia política, estaban los criollos: americanos de "pura sangre" española que generalmente eran latifundistas y tenían pleno acceso a la educación. En el estrato medio, casi siempre artesanos o pequeños propietarios de tierras, estaban los mestizos: estos eran una mezcla de indígena y español. En escala descendiente había un gran número de otras "castas" o mezclas raciales: mulatos (negro y español), zambos (negro e indígena), etc. Por fin, en la base de la pirámide y destinados a los trabajos más duros en las minas y la agricultura, estaban los indígenas y los esclavos africanos.
Estas estructuras políticas y sociales también se expresaban en el desarrollo urbanístico. Las ciudades se organizaban alrededor de una plaza mayor central, donde se hacía el mercado semanal, y donde se encontraba el palacio de gobierno y la iglesia principal o catedral. Cerca de la plaza vivían las personalidades más influyentes –autoridades, familias adineradas de españoles o de criollos–, y estaban los conventos y las universidades. En la periferia vivían los ciudadanos de menor categoría: mestizos, mulatos, indígenas. Así, las ciudades reflejaban la estratificación de la colonia, basada en la “pureza” de sangre española, y con muy pocas posibilidades para ascender en la escala social. Pero esta estructura expresa también el continuo contacto entre clases y grupos diferentes en la plaza mayor, para el mercado, las Audiencias, y las festividades religiosas que, además del contacto sexual entre las distintas castas, creó el sincretismo cultural y racial que hoy caracteriza a América Latina
literatura colonial
La literatura colonial, es aquella que tuvo lugar en América mientras las potencias europeas mantenían el control político y administrativo. En sus relatos se combina la tradición literaria de Europa con la cultura americana autóctona, en un contexto de continuas luchas por el poder y sueños independentistas. El renacimiento español y el fervor religioso también fueron claves en la literatura colonial hispoanoamericana.
Hacia finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, los movimientos de emancipación comenzaron a ganar fuerza. Surgió entonces una corriente literaria en apoyo de estas ideas de libertad e independencia, con obras muy distintas a las escritas a comienzos de la conquista pero que, de todas formas, suelen englobarse dentro de la categoría de literatura colonial.
Fray Bartolomé de las Casas (1484-1566, autor de “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”), Álvar Núñez Cabeza de Vaca (1507-1559), Bernal Díaz del Castillo (1492-1584), Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616) y Felipe Guamán Poma de Ayala (1536-1616) son algunos de los principales cronistas de la literatura colonial.
Hacia finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, los movimientos de emancipación comenzaron a ganar fuerza. Surgió entonces una corriente literaria en apoyo de estas ideas de libertad e independencia, con obras muy distintas a las escritas a comienzos de la conquista pero que, de todas formas, suelen englobarse dentro de la categoría de literatura colonial.
Fray Bartolomé de las Casas (1484-1566, autor de “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”), Álvar Núñez Cabeza de Vaca (1507-1559), Bernal Díaz del Castillo (1492-1584), Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616) y Felipe Guamán Poma de Ayala (1536-1616) son algunos de los principales cronistas de la literatura colonial.
Entre los estudiosos de Sor Juana ha habido discusión sobre el presunto feminismo que cierto sector de la crítica le atribuye a la monja. Los feministas han querido ver, en la Respuesta a Sor Filoteay en la redondilla Hombres necios, auténticos documentos de liberación femenina. Otros eruditos, principalmente Antonio Alatorre, refutan esta teoría. Para Alatorre, la redondilla satírica en cuestión carece de rastros feministas, sino ofrece un ataque moral señalando la hipocresía de los hombres seductores, cuyos precedentes pueden encontrarse en autores como Ruiz de Alarcón: no era nada nuevo atacar la hipocresía moral de los hombres con respecto a las mujeres. La Respuesta sólo se limita a exigir el derecho a la educación de la mujer, pero restringiéndose a las costumbres de la época. No se trata de una crítica directa; es una defensa personal, a su derecho al saber, al conocimiento, a la natural inclinación por el saber que le otorgó Dios.
Así, para Stephanie Marrim, no puede hablarse de feminismo en la obra de la monja, pues sólo se limitó a defenderse: las alusiones feministas de su obra son estrictamente personales, no colectivas. Según Alatorre, Sor Juana decidió neutralizar simbólicamente su sexualidad a través del hábito de monja. Sobre el matrimonio y su ingreso al convento, la Respuesta, afirma:
Aunque conocía que tenía el estado cosas […] muchas repugnantes a mi genio, con todo, para la total negación que tenía al matrimonio, era lo menos desproporcionado y lo más decente que podía elegir en materia de la seguridad que deseaba de mi salvación.